Neuschwanstein / Visita > Sala del Trono
La lujosa sala que transmite la sensación de lugar sagrado, y tiene una enorme corona de iluminación de cuatro metros de altura, abarca el tercer y cuarto piso y toda la parte oeste del palacio. Además de las iglesias bizantinas, principalmente sirvió de modelo la iglesia de la corte de Todos los Santos de Múnich. En el ábside norte – en lugar del altar – debía situarse un trono, que tras la muerte del rey ya no llegaría a realizarse.
Esta conjunción de iglesia y sala del trono ilustra el concepto de monarca que poseía Luis II: éste se veía a sí mismo no sólo como rey por la gracia de Dios, sino también como mediador entre Dios y el mundo en general. Esta idea también se encuentra reflejada en la cúpula estrellada y en el mosaico del suelo que ella cubre, donde se representa la Tierra con sus plantas y animales. Bajo la cúpula se pueden ver a algunos representantes de imperios precristianos. Las pinturas de la zona del ábside muestran a Cristo, a los doce Apóstoles y a seis reyes santos, y las pinturas murales presentan hechos de los reyes y de otros santos. La Sala del Trono, sin embargo, no estaba destinada para actos oficiales. Es una plasmación de la reivindicación de Luis II al trono.
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