Nació el 25 de agosto de 1845 en el castillo de Nymphenburg
Rey de Baviera de 1864 a 1886
Murió el 13 de junio de 1886 en el lago de Starnberg
El rey Luis II en uniforme de
general
y con el manto de la coronacíon.
Ferdinand Piloty, 1865
Foto: Bayerische Schlösserverwaltung/Schwenk
Este mito ya se formó en vida del rey. "Un eterno enigma quiero permanecer para mí y para los demás", le había escrito cierta vez a su institutriz, y ese enigma sigue fascinando hoy en día.
El poeta Paul Verlaine definió a Luis II como el "único verdadero rey de este siglo". El tímido soñador, imagen contraria de un rey ciudadano, sigue hoy estando presente como el "kini" ("el rey") y es venerado como un ídolo.
Sus castillos, en los que nunca debía entrar forastero alguno, han sido visitados desde la muerte del rey Luis II por más de 130 millones de personas. Son testimonios de piedra de un universo paralelo ideal, que el rey levantó en su aislamiento del presente.
En definitiva, Luis II fracasó en su intento de realizarse en lo histórico, en lo poético y en lo ideal. Prefirió la muerte al regreso a la realidad.
El cumpleaños del príncipe caía en el día de San Luis IX, rey de Francia del que procede la casa de Borbón. Su abuelo y padrino Luis I de Baviera, nacido en el mismo día, había tenido a Luis XVI de Francia como padrino.
Su forma de entender el papel de príncipe estuvo marcada durante toda la vida por esta relación con la casa de Borbón.
Luis y su hermano Otto fueron educados severamente y con un fuerte sentido de la obligación. Sus padres, Maximiliano II de Baviera y la princesa María de Prusia, se mantuvieron a distancia. "A Luis le gustaba disfrazarse …, disfrutaba haciendo obras de teatro, le encantaban pinturas y similares y él regalaba … de buen grado dinero y cosas de su propiedad" señalaba su madre. Todo esto continuó así. También su gran fantasía, su tendencia al aislamiento y un acusado espíritu de soberanía se atestiguan desde su infancia.
Luis II con uniforme azul de oficial.
Wilhelm Tauber, 1864
Foto: Bayerische Schlösserverwaltung
Luis II subió al trono en 1864 a la edad de 18 años: sin experiencia ni de la vida ni de la política, pero sobre todo siendo adorado por las mujeres.
En un comentario retrospectivo hecho en 1873, diría él mismo: "He sido rey excesivamente pronto. No he aprendido lo suficiente. Había comenzado tan bien, ... estudiando derecho público. De repente fui arrancado y sentado en el trono. Ahora, todavía intento estudiar ..."
Ya en el año 1866 sufrió la mayor derrota de su vida: La expansionista Prusia venció a Austria y Baviera en la "Guerra Alemana" de 1866. Desde entonces Baviera dependería de Prusia en política exterior y su rey se convirtió en un "vasallo" de su tío prusiano.
Los dramas musicales y escritos de Richard Wagner entusiasmaban ya al príncipe heredero. Luis quería llevar al compositor a Múnich tan pronto fuera rey y llevar a cabo la idea de los festivales. En 1864 llamó a Wagner a la corte sacándole con ello de una gran estrechez económica.
"… Hoy he sido llevado ante él. Por desgracia es tan bello y genial, inspirado y magnífico, que temo que su vida se desvanezca como un fugaz sueño divino en este mundo malvado. De la magia de sus ojos no puede Vd. hacerse ni idea: ¡ si pudiera sobrevivir; es un milagro demasiado inaudito!", escribió el compositor tras su primer encuentro.
En los años siguientes, Múnich se convirtió en capital musical europea con los estrenos de "Tristán e Isolda" (1865), "Los maestros cantores de Núremberg" (1868), "El oro del Rin" (1869) y "La Walkiria" (1870). Con ello Luis II continuaba brillantemente la tradición de mecenazgo de la casa de Wittelsbach.
Sin embargo, Wagner tuvo que abandonar Múnich ya a finales de 1865 por haberse inmiscuido en negocios del gobierno. Tiempo después, Luis II protestó ante manifestaciones antisemíticas de su amigo, pero continuó sufragando el costoso mantenimiento del talento de Wagner. La planeada monumental sala de conciertos se construyó, de forma mucho más simplificada, en Bayreuth, inaugurándose en 1876 con el ciclo "El anillo del Nibelungo"; en 1882 se estrenó "Parsifal". Sin el entusiasmo de Luis II no se hubieran podido celebrar los festivales de Bayreuth.
Luis II estaba convencido de la idea de una monarquía santa por la gracia de Dios. En realidad él era un monarca constitucional, un dirigente estatal con derechos y deberes y poca libertad de movimientos. Por ello construyó su universo paralelo, su fantástico mundo aparte, en el que – lejos de la realidad – podía sentirse como un verdadero rey. Desde más o menos el año 1875 vivía de noche y dormía durante el día.
Paseo nocturno en trineo de Luis II. R. Wenig, sobre 1885
Foto: Bayerische Schlösserverwaltung
Ya desde el año 1868 habían surgido bocetos ideales creados por escenógrafos de un "Nuevo Castillo de Hohenschwangau", más arriba del apacible castillo de Hohenschwangau de su padre, y de un "Palacio bizantino" y de una copia de Versalles. Desde el comienzo su universo paralelo trascendía las épocas. El "Nuevo Castillo" (posteriormente llamado Neuschwanstein), transportaba al imperio cristiano medieval; el nuevo Versailles, construido desde 1878 en el lago de Herrenchiemsee, rememoraba el absolutismo barroco de los Borbones como reyes de Francia. Linderhof, en el valle de Graswang, se convertiría desde 1869 en un lugar de encuentro para las ilusiones de las más diversas procedencias, sustentadas por la técnica más moderna.
La técnica más avanzada se utilizaba en los fantásticos carruajes y trineos, en los cuales el rey se desplazaba por la noche, a veces incluso con trajes históricos.
Al contrario que sus estancias en las montañas, las de Múnich se fueron haciendo cada vez más cortas. Para mantener vivo su universo paralelo le ayudaban las "representaciones privadas" en el teatro de la corte de Múnich, representaciones de teatro y operísticas privadas, sólo para el rey.
Luis II se fue identificando cada vez más con Parsifal: figura de sagas medievales que, gracias a la pureza y a la fe, se convierte en rey del Grial y con ello en salvador de su antecesor, un gran pecador. La lucha interior relacionada con la liberación de los pecados y la pureza se refleja de modo dramático en los diarios de un rey muy creyente. La última ópera de Richard Wagner, "Parsifal", compuesta desde 1877, trata precisamente este mito como tema. Entre Wagner y sus allegados llamaban al rey "Parsifal"; su problemática se reflejó en el drama del Grial. Neuschwanstein, en sus orígenes dedicado a los cantores medievales, fue reinterpretado como castillo del Grial y la Sala del Trono se decoró como la sala del Grial – para un misterio de la redención para la salvación del mundo.
A la larga, la soledad poético-monárquica ideal elegida por él mismo no podría acompasarse con las obligaciones de su cargo como regente, así como tampoco sería posible financiar los siempre nuevos escenarios con los recursos privados de un rey. Luis fracasó en su deseo de anclar ilusión y ambientes de ensueño en la realidad.
Desde 1885 los bancos extranjeros amenazaban con embargo. El rechazo del rey a reaccionar racionalmente ante esto fue, en 1886, el desencadenante para la declaración de su incapacidad para gobernar y su derrocamiento por el gobierno – un procedimiento no contemplado en la constitución bávara. Luis II fue internado en el castillo de Berg. Al día siguiente moría en extrañas circunstancias junto con su psiquiatra, el que había redactado el atestado de su incapacidad para gobernar, en el lago de Starnberg.
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