Siete semanas tras la muerte del rey Luis II en 1886 se abrió al público el Castillo de Neuschwanstein. El rey, de carácter retraído, había construido el castillo para poder alejarse de la vida pública – lo que en su día fuera su refugio se ha convertido en un lugar principal de atracción para el público.
Neuschwanstein es hoy uno de los castillos más visitados de Europa. Aproximadamente 1,4 millones de personas visitan anualmente "el castillo del rey de cuento de hadas". En verano, se agolpan diariamente más de 6.000 visitantes por unas habitaciones que estaban destinadas a un solo residente. Esto, en combinación con el clima alpino y la luz, provoca un estrés considerable en los valiosos muebles y textiles, que nos esforzamos por conservar.
La idílica situación de Neuschwanstein es única. Sin embargo, se deben vigilar constantemente los movimientos en las zona de los cimientos y las escarpadas laderas tienen que ser aseguradas continuamente. También el duro clima ataca las fachadas de piedra caliza, lo que exige continuas medidas de rehabilitación.
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